Los datos del Global Attitudes Survey del Pew Research Center determinan que en los países mediterráneos como España, Grecia o Italia existe una mayor preocupación por el cambio climático que en naciones con más tradición ecologista como Alemania o Suecia. En estos últimos la concienciación se sitúa en torno al 70%, mientras que en los primeros, aproximadamente el 80% percibe los efectos del calentamiento global y el aumento de gases de efecto invernadero como una amenaza. En esta misma línea se encuentra el estudio publicado por el CIS, que concluye que al 80% de los entrevistados le preocupa “mucho” o “bastante” el cambio climático.
Aunque existe una visión extendida de la emergencia climática, la percepción de este fenómeno como una amenaza varía mucho de unos países a otros. Además de las sociedades europeas, Japón y Corea del Sur perciben el cambio climático como un riesgo superior a cuestiones como la propagación de enfermedades infecciosas o los ciberataques. En cambio, esta idea no la comparten naciones como Israel, Estados Unidos, Malasia o Singapur donde el señalamiento del calentamiento global como una problemática grave es más reducido.
El informe afirma que una amplia mayoría en España considera que se deben hacer cambios profundos para combatir el cambio climático y proteger el medio ambiente. Sin embargo, cuando se pregunta por las preferencias en cuanto a gasto público, los encuestados anteponen las partidas presupuestarias destinadas a sanidad, investigación y ciencia. Llama la atención que menos de uno de cada tres defiende un gasto mayor para la protección medioambiental.
Sin duda, la concienciación es el primer paso para afrontar la crisis que se cierne sobre la humanidad a nivel global; pero, además hay que pasar a la acción, adoptando conductas consistentes para reducir la huella de carbono y limitar las emisiones de gases de efecto invernadero, que suponen una de las principales causas del cambio climático. Aunque las modificaciones de los comportamientos individuales contribuyen a la mejora de la situación, quienes realmente deben implicarse para generar un cambio son las empresas e instituciones, que poseen mayor capacidad para adoptar un compromiso real con el medio ambiente.
